No te creas todo lo que te cuentan

No te creas todo lo que te cuentan

sábado, 21 de septiembre de 2013

Tercera parte: los sueños y su análisis.

Publicado: 06/06/2013 en Noticias del centro
 
¿Por qué es interesante poder interpretar los sueños? porque nos permite analizar nuestra forma de pensar sin las innumerables caretas que nos colocamos ante los demás. ¿O no tenemos una forma de actuar ante los que nos aprecian, otra ante los que nos desprecian, y otra ante los que nos son indiferentes?
El paso de los años nos hace perder la noción de quienes somos en realidad, qué nos mueve a obrar y cuales son nuestros más oscuros temores. Conocer la realidad nos permite enfrentarnos a ella, buscar las posibles soluciones, y ser tal como queremos ser, sin dobleces, ni complicaciones, recomponiendo nuestra personalidad.
Es por ello que el mejor intérprete de los sueños es uno mismo, ya que nosotros somos el destinatario del mensaje, además de su autor. Al que llamamos intérprete, no es más que un mero aclarador del sueño, que evita retorcer el mensaje así como simplificarlo.
Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, señala que los sueños manifiestan los deseos ocultos del subconsciente. Nunca he tenido tiempo de leer a este neurólogo que estudió exhaustivamente los sueños desde el punto de vista científico, entre otras cosas porque lo poco sé de sus conclusiones me  parecen  equivocadas, y porque al tratarse de un alemán, los sueños que interpreta no pueden ser interpretados correctamente por un español, y por tanto el esfuerzo no me ha merecido la pena. Tal vez algún día tenga que desdecirme…entre otras cosas porque tengo comprobado que existen sueños simbólicos que no dependen del lenguaje del soñador.
Freud
¿Los sueños son iguales independientemente de la lengua que hablamos? Algunos sí, los simbólicos; otros no; y en todo caso habrá ciertas diferencias.
Un día mientras veía la televisión, estaba hablando el cantante Al Bano de un sueño de su esposa, Romina Power, sobre la desaparición de su hija; su madre se resistía a pensar que no había muerto, basándose en un sueño en el que tras cruzar una puerta volvía a encontrarse con ella. Es una historia triste, aunque real. Romina estaba reconociendo en su sueño que ella volvería a ver a su hija Ylenia desaparecida… en el más allá. Ella no era tal vez consciente y una mala interpretación del sueño la había llevado a unas falsas esperanzas, pero sí había captado la realidad  en lo más intimo de su ser, como en ese mismo corazón existía la esperanza del mundo futuro.
Otros estudiosos del tema han desbarrado y han pretendido dar un valor a los sueños extravagante, siguiendo la moda de una pseudo “espiritualidad Light” para una visión laxa de la vida. No va conmigo.
Hoy en día, con el desarrollo tecnológico, nos planteamos leer con precisión lo que hemos soñado. Así, en un artículo titulado “La interpretación de los sueños” de Daniel Capó, que he leído hace unos días, comenta la noticia que ha saltado a partir de los trabajos realizados por un equipo de neurocientíficos japoneses, que está “a punto de descifrar  la secuencia neuronal de la actividad onírica; esto es, de lograr plasmar con la ayuda de una resonancia magnética, el auténtico tejido de los sueños”.
            Este periodista se plantea si existirá una memoria onírica, si habrá una lógica interna que dicte el discurrir de la imaginación, que podamos soñar en contra de nuestros sueños anteriores, aunque los hayamos olvidado. Este mismo asevera que los sueños dependen de una biografía onírica ignorada para nosotros que se mantiene oculta, y dislocada de lo queremos creer.
            Mi experiencia en el tema me permite contestar de algún modo estas cuestiones.
Si bien es cierto que existe una memoria onírica, y por tanto una lógica interna, aunque no recordemos los sueños, no existe, en una persona mentalmente sana (aquí alguno sonreirá), una disociación entre el mundo onírico y el real, ya que el primero está totalmente supeditado al segundo. Un sujeto siempre sueña en función de lo que él piensa, de la realidad que vive y de cómo la interpreta. Por eso me gusta repetir frecuentemente que el mejor intérprete de un sueño es el propio soñador.
Sueño
            Esta forma de pensar no es inmutable, por lo que los sueños viajan con el soñador como una maleta es llevada por un viajero. Lo que lleve en la maleta será en función de lo que piense el viajero, del origen y del destino del mismo, y del medio de transporte que utilice.
       Todo viajero cuando planifica su viaje, establece una serie de paradas, observa como va el viaje y como está evolucionando hacia su destino, y por tanto proyecta el final de su viaje. Así pues, los sueños en ciertas circunstancias, pueden proyectarnos al futuro, un futuro tan incierto como el real, pero con la aquilatada elaboración basada en la propia experiencia, y, esto es lo interesante, sin las interferencias de intereses y prejuicios secundarios.
Viajero
            Yo apenas he tenido sueños de futuro, y los pocos que he tenido son a tan largo plazo que no los he visto cumplirse todavía. Nunca he interpretado a nadie un sueño con estas características, tal vez porque solemos vivir en una ajetreada vida a corto plazo. Sin embargo, hoy mismo he tenido el sueño más maravilloso de toda mi vida, y era sobre mi futuro. Tal vez gracias a este sueño, hoy he tenido fuerzas para terminar este artículo, y es que sueños y realidad van de la mano.
        Esta metáfora del viajero, me recuerda como desde la antigüedad se ha utilizado en la literatura metáforas, parábolas, y analogías para describir unos hechos, y es que los sueños siempre han sido y serán fuente de inspiración para los hombres de todos los tiempos. Es la típica forma de expresión de los profetas del Antiguo Testamento, en la que el profeta se ponía un yugo sobre sí, para expresar al rey como iba a ser tratado su pueblo al ser invadido por otro.
            Este lenguaje simbólico ha sido substituido por el lenguaje verbal, salvo en los niños pequeños cuando fantasean en sus juegos, pero estoy seguro que es el de los sueños nuestro lenguaje más primitivo, y que ha sido llevado por el hombre, en la maleta genética de su dilatada historia como especie. Los sueños, sucesión de imágenes y su abstracción, son un resto del pasado evolutivo que todavía conservamos y que  tiene un gran valor para el hombre. Para los animales  es el último logro de su evolución, para nosotros el inicio del maravilloso camino de la comunicación humana y del lenguaje universal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario