No te creas todo lo que te cuentan
jueves, 26 de septiembre de 2013
Los alumnos de Ámbito comienzan ha crear sus blogs!!
Por fín todos los alumnos comienzan a crear sus blogs, después de obtener sus cuentas gmail. Todos nos preguntamos quien será el último en conseguirlo!!
sábado, 21 de septiembre de 2013
Parte cuarta: Análisis de los sueños y ciencia
Publicado: 10/06/2013 en Noticias del centro
Estos días he estado leyendo un libro
titulado “100 enigmas que la ciencia (todavía) no ha resuelto”, escrito
por Daniel Closa i Autet. En su libro señala varios enigmas que me
apasionan: el 86/100 “el lenguaje”, el 59/100 “dormir” y el 60/100
“sueños”. Bueno, me dejo otros como el 25/100 “Predecir terremotos” y el
97/100 “La hipótesis de Riemann”, de la que no tengo ni idea, pero que
sé que va de los números primos, otra de mis tontas y últimas aficiones.
Pues bien, en “Sueños” señala – para no
divagar en otros temas – que es un estado absolutamente intrigante el
hecho de vivir una vida que no es real, pero que, cuando nos encontramos
en ella, no podemos distinguirla de la realidad. Sin embargo opina que
como quien trata de encontrar formas en las nubes, las puede
identificar, pero no tienen ningún sentido real. Por otro lado añade que
también los animales sueñan, aunque no sabemos qué, y que los sueños
tienen que servir para comprender mejor el funcionamiento del cerebro.
En el “Lenguaje” (86/100) señala a su vez
que para la evolución de éste era necesario que aparecieran las
estructuras mentales necesarias para generarlo e interpretarlo. Para mí,
como decía en la parte anterior, este ha sido el papel de los sueños.
Otro autor que trata el tema de los
sueños es Richard Restak en su libro “Grandes cuestiones. Mente”, en el
que el autor además de hablar de otras diecinueve cuestiones
relacionadas con el cerebro humano desarrolla una titulada “¿Tienen
significado los sueños?”
No es que suela leer temas relacionados
con los sueños- ya he comentado que no he podido leer a Freud todavía-
pero a mí me gusta dejar a la Providencia que actúe en los tema que me
preocupan, y mientras voy madurando el artículo, para desesperación de
mi compañero Alberto, ella me va poniendo en mis manos la información
que preciso. Así pues, dicho autor señala que los sueños pudieran ser
útiles, pero de formas que normalmente no conseguimos entender ni
explicar. Comparto con él que es cierto que hace falta un esfuerzo, pero
ningún sueño que me han relatado ha dejado de tener explicación.
Algunos tienen una explicación rápida, de unos segundos. Generalmente
los sueños traumáticos o los sueños de deseo son de este tipo, y
simplemente soñamos un hecho tan real como comernos una deliciosa pizza,
o sufrimos por algo que nos ha hecho sufrir en la realidad
previamente. La interpretación es instantánea.
Otros sueños son más complejos; son
sueños simbólicos en los que cada objeto es un término de la historia,
reforzado por un color o por una serie semántica. El sueño se hace más
retorcido, cambiando de planos temporales y entretejiendo escenarios y
personajes, pero siempre el protagonista es el mismo: el soñador. La
interpretación se hace compleja, sobre todo cuando aparecen los nombres
de personas que desconoces, pero que sin nombrarlas, el soñador las
relata de manera simbólica al intérprete, con lo que se hacen precisos
varios interrogatorios para completar el cuadro de la historia real, el
entorno real del soñador, al que con frecuencia el intérprete desconoce.
Richard Restak también plantea la
frustración de numerosos hombres que recuerdan una vaga pero indeleble
huella de los sueños, de sus giros y absurdos momentos atemporales, de
personas ya fallecidas y sitios olvidados, sin darse cuenta que lo
importante de cada historia no son los personajes, ni los giros, ni los
detalles, sino el todo del relato. Él sostiene que son retazos dispersos
que dispuestos de forma aleatoria, después el interpretador les “impone
un significado”. Es como decir que un niño pequeño cuando le damos una
cuchara y un cuenco con papilla no come, a pesar de ponerse la papilla
en la boca, por no saber qué está comiendo, y estar llenando la mesa de
papilla mientras juega con la misma. Tal vez el ejemplo no sea bueno
esta vez, pero a lo que quiero llegar es que el que no es interpretador
le cuesta comprender que a pesar de la dificulta, la interpretación es
posible, y por otra parte no ha experimentado la cara de felicidad que
pone aquel que agobiado por su sueño, al interpretarlo dice emocionado:
“sí así es como yo realmente pienso ¿Cómo lo has sabido?” Richar Restak
asegura también que la aceptación de sueños perturbadores o
angustiantes es un requisito para liberarnos de ellos y que combatirlos
solo sirve para consolidarlos en la psique. Esta afirmación es cierta,
aunque algo coja; no se trata de aceptarlos sino de amarlos. Es el amor a
uno mismo el que disuelve el sueño angustioso, pues es el desamor el
que lo fija en nuestra mente, como el sonido de un duro martillo cuando
golpea sobre una chapa. Y los sueños son parte de nuestro ser, de
nuestra visión de nosotros mismos, de los recuerdos que nos conforman
con seres únicos e irrepetibles.
Richar Restak así mismo añade aspectos
interesantes de los sueños: la posibilidad de controlarlos, la
influencia del medio circundante… ¡vamos, qué os recomiendo que leáis su
libro!
Comentando a Freud señala que el sueño es
la realización de un deseo, lo cual es una simplificación obvia, y
considera que la interpretación freudiana de los sueños, o cualquier
otra, termina en la imposibilidad de su verificación objetiva de su
eficacia, por lo que no puede considerarse como ciencia.
Quiero entender que se refiere a la
utilización de los sueños como instrumento terapéutico, y si es desde
este punto de vista, estoy de acuerdo. Los sueños no son para curar,
sino para conocerse así mismo. Si uno conociéndose y reconociéndose
mejora en una enfermedad psíquica, estupendo, pero no creo que esa sea
la función de los sueños.
Los sueños pueden ser un refuerzo para
una persona desorientada, cuando son tantas las caretas que se ha puesto
que apenas ya se reconoce como quien realmente es, pero ya está; no
más. El sueño no resuelve una esquizofrenia, ni una fobia… ni nada de
nada, aunque una correcta interpretación te refuerza como individuo. Una
mala interpretación te deja como estás, ni peor ni mejor. Y si tenías
un lío mental, pues sigues como estabas. Así de claro. Aunque es también
cierto que el interpretador se convierte por unos momentos para una
persona que, agobiada por algún problema, en ese anhelado oasis,
conseguido gracias a plantear indirectamente el problema que lo atenaza a
través del sueño. Esa es pues la función del intérprete: aguador para
el sediento caminante que atraviesa el inhóspito desierto que es la
vida.
Es frecuente que los que sueñan, sueñan
cosas imposibles, como sucede a los discapacitados, pero ¿es que los
deseos tienen límites? Pero no todos son agobios. El propio Richar
Restak anota que él ha soñado volar, y que volar es un sueño muy común.
Muchos amigos me han relatado sueños
volando. Es un sueño simbólico muy simple: las cosas nos van tan bien…
que nos sentimos livianos. Recuerdo el sueño de una amiga que también
volaba. Este sueño era oscuro. Su vuelo era rasante, descendiendo por
las calles de su pueblo, buscando a su padre fallecido. Recuerdo que
después de relatarme el sueño le indiqué que realmente lo que en el
sueño estaba reflexionando era que su padre había muerto; que asumiera
el hecho de su muerte y que simplemente la muerte era no hablar él con
ella.
Al día siguiente vino con la cara
resplandeciente para contarme que el sueño que tantas veces le había
atormentado se había transformado: ella volaba por el pueblo otra vez,
pero en esta ocasión ascendía y el día se hacía luminoso. Richar Restark
describe un sueño de un hombre que se hace mujer y casado, se acostaba
con su hermana. Señala que Freud sacaría mucho jugo del asunto por
razones aparentemente obvias. Mi interpretación es diferente. Es por
ello que no me gusta aclarar completamente la interpretación de los
sueños, porque todo conocimiento tiene un doble filo. Interpretar un
sueño puede ser peligroso en manos de un inexperto, y Freud, a mi juicio
y por lo poco que sé de él, lo era.
Los sueños cumplen una ley fundamental:
Ningún sueño va contra el soñador. Este principio es básico para
interpretar. No se trata de un deseo, sino una realidad constatada por
la experiencia y está basado en un razonamiento lógico: Nadie se hace
daño si lo puede evitar. Además los sueños siempre refuerzan el mensaje
mediante pequeños detalles, que al interpretador cuidadoso no le pasan
inadvertidos.
En este último sueño al que se refiere
Richar Restark, el soñador está haciendo una comparación de la relación
existente entre él y su mujer, y entre él y su hermana, probablemente en
cuanto a la personalidad de los cuatro. El sueño está tan sesgado que
no puedo interpretar más, además de ser el soñador de lengua inglesa.
Los sueños de tipo sexual son claramente
explícitos. ¡El sexo gusta tanto a todos! ¿Para qué vamos a irnos con
rodeos cuando no hay testigos? Otra cosa es lo que significan, y muchas
veces lo obvio no lo es tanto. Muchos sueños sexuales son reafirmación
de la propia sexualidad o aclaración de temores infundados. En esto
Freud desbarraba hasta el fondo.
El papel de los sueños en la actividad
creativa también es tratada por Richard Restark, y la comparto hasta
cierto punto, ya que como he sostenido, los sueños son relatos
semivoluntarios, por lo que el deseo de encontrar una solución resuelta
en un sueño puede ser el pequeño matiz que nos falta para modificar la
realidad positivamente. Pero el ejemplo tomado por este escritor es
equivocado. Relata un experimento realizado por un investigador médico
con una serie de alumnos a los que sugiere una serie de letras,
añadiendo después, que todos tuvieron como tema común el agua.
Los sueños con agua son tan frecuentes
como los sueños volando. Para mí son los más interesantes. El agua es el
elemento vital de todo ser vivo y todos la deseamos. Pero los sueños
nos la muestran de muy diversas formas: en el mar, en un río, en una
acequia, lloviendo, cristalina, con peces, turbia, a modo de olas,
buceando, flotando, navegando… Cada forma significa una cosa, pero todas
tienen un único significado común: los sentimientos. El agua describe
nuestros afectos y emociones más íntimas y son mis sueños preferidos
para interpretar.
Richard Restark se pregunta a su vez
¿porqué olvidamos los sueños si son tan importantes?. Todos estaremos de
acuerdo con él que el esfuerzo para recordarlos es importante ya que lo
hemos experimentado, pero ¿Por qué?
Me atreveré a dar una respuesta: los
sueños son un repaso de nuestros objetivos y estos pueden ser aceptables
o peligrosos cuando entramos en contradicción. Son reflexiones como
último recurso de nuestro cerebro para decirnos ¡alto, te has equivocado
y te estás haciendo daño! o… ¡sigue así que todo va bien!.
Generalmente nos preocupamos de recordar
lo malo, y olvidamos la rutinaria buena marcha del día a día. Sin
embargo cuando todo va bien en nuestra vida real nos levantamos y
decimos ¡he dormido genial y he tenido un sueño maravilloso!, aunque
nunca lo recordemos. Y es que el recordar lo malo y su reiteración nos
permite rectificar el camino. Cuando se va en la buena dirección no hace
falta mirar atrás. También se pregunta el porqué soñar con personas que
no hemos visto en treinta años. Y yo me pregunto: ¿Por qué pienso en lo
que hice hace treinta años? La respuesta es simple: por recordar. Soy
yo y mis circunstancias… y mi historia personal.
La conclusión a la que llega Richar
Restark, presidente de la Asociación Neuropsiquiatría de EEUU y profesor
de clínica neurológica en el Hospital Universitario George Washington
es practicar una “especie de agnosticismo”, por el simple hecho ¡de lo
inverosímil que son los sueños! y añade a su vez que “si los sueños
carecen de sentido ¿porqué todas las civilizaciones que han existido han
desarrollado teorías o sistemas (o timos) que sugieren lo contrario?”
Remata la faena con “deberíamos de reconocer que los sueños no son
explicables como una ecuación … y acaso hemos de fiarnos de la fuente y
el autor de cada uno de ellos: nuestro propio cerebro” ¿Está claro? Pues
no. Nos deja como estábamos. Mi postura es otra, claro que soy un
insensato profesor de Tecnología en IES Príncipe de Asturias de Lorca, y
presidente de la república bananera de mi casa, según IKEA: Todos
deberíamos analizar de vez en cuando nuestros sueños, especialmente
cuando nos van bien las cosas, para que cuando se tuerzan, podamos
comprender mejor nuestros errores, nuestras intranquilidades, nuestros
miedos.
Muchas veces el miedo al miedo es el
peor de los monstruos. No se trata de hacernos unos especialistas, pero
sí conocernos un poco mejor y querernos mucho más, para poder querer más
a los que nos rodean. Todos somos maravillosos, irrepetibles e
inesperadamente insondables ¿no os parece? A veces los sueños parecen
tan reales como la realidad misma y en otras la realidad se hace sueño,
como mi estancia en Lorca.
El terremoto de Lorca del 2011 me parece
ahora como un lejano sueño en el que se sacude nuestra aparente
seguridad; el agua turbia corriendo por las calles en las inundaciones
del 2012, simbolizan los sentimientos tortuosos que a todos nos
amenazan; pero al final de mi sueño, cuando me echo en mi cama y pienso
que los sueños, sueños son, y que la vida es sueño, recuerdo vagamente,
mientras cierro los ojos, el encuentro de innumerables rostros amables
que me saludan en el Instituto todas las mañanas, y yo me digo: ¡He
dormido genial y he tenido un sueño maravilloso!
No puedo dejar de agradecer a Alberto, profesor de CCNN y redactor del periódico del Centro, por haberme animado a escribir este artículo sobre los sueños, así como por una maquetación tan acertada.
No puedo dejar de agradecer a Alberto, profesor de CCNN y redactor del periódico del Centro, por haberme animado a escribir este artículo sobre los sueños, así como por una maquetación tan acertada.
Tercera parte: los sueños y su análisis.
Publicado: 06/06/2013 en Noticias del centro
¿Por qué es interesante poder interpretar los sueños?
porque nos permite analizar nuestra forma de pensar sin las
innumerables caretas que nos colocamos ante los demás. ¿O no tenemos una
forma de actuar ante los que nos aprecian, otra ante los que nos
desprecian, y otra ante los que nos son indiferentes?
El paso de los años nos hace perder la
noción de quienes somos en realidad, qué nos mueve a obrar y cuales son
nuestros más oscuros temores. Conocer
la realidad nos permite enfrentarnos a ella, buscar las posibles
soluciones, y ser tal como queremos ser, sin dobleces, ni
complicaciones, recomponiendo nuestra personalidad.
Es por ello que el mejor intérprete de
los sueños es uno mismo, ya que nosotros somos el destinatario del
mensaje, además de su autor. Al que llamamos intérprete, no es más que
un mero aclarador del sueño, que evita retorcer el mensaje así como
simplificarlo.
Sigmund Freud, padre del
psicoanálisis, señala que los sueños manifiestan los deseos ocultos del
subconsciente. Nunca he tenido tiempo de leer a este neurólogo que
estudió exhaustivamente los sueños desde el punto de vista científico,
entre otras cosas porque lo poco sé de sus conclusiones me parecen
equivocadas, y porque al tratarse de un alemán, los sueños que
interpreta no pueden ser interpretados correctamente por un español, y
por tanto el esfuerzo no me ha merecido la pena. Tal vez algún día tenga
que desdecirme…entre otras cosas porque tengo comprobado que existen
sueños simbólicos que no dependen del lenguaje del soñador.
¿Los sueños son iguales independientemente de la lengua que hablamos? Algunos sí, los simbólicos; otros no; y en todo caso habrá ciertas diferencias.
Un día mientras veía la televisión, estaba hablando el cantante Al Bano de un sueño de su esposa, Romina Power,
sobre la desaparición de su hija; su madre se resistía a pensar que no
había muerto, basándose en un sueño en el que tras cruzar una puerta
volvía a encontrarse con ella. Es una historia triste, aunque real.
Romina estaba reconociendo en su sueño que ella volvería a ver a su hija
Ylenia desaparecida… en el más allá. Ella no era tal vez consciente y
una mala interpretación del sueño la había llevado a unas falsas
esperanzas, pero sí había captado la realidad en lo más intimo de su
ser, como en ese mismo corazón existía la esperanza del mundo futuro.
Otros estudiosos del tema han desbarrado y
han pretendido dar un valor a los sueños extravagante, siguiendo la
moda de una pseudo “espiritualidad Light” para una visión laxa de la
vida. No va conmigo.
Hoy en día, con el desarrollo tecnológico, nos planteamos leer con precisión lo que hemos soñado. Así, en un artículo titulado “La interpretación de los sueños” de Daniel Capó,
que he leído hace unos días, comenta la noticia que ha saltado a partir
de los trabajos realizados por un equipo de neurocientíficos japoneses,
que está “a punto de descifrar la secuencia neuronal de la actividad
onírica; esto es, de lograr plasmar con la ayuda de una resonancia
magnética, el auténtico tejido de los sueños”.
Este periodista se plantea si
existirá una memoria onírica, si habrá una lógica interna que dicte el
discurrir de la imaginación, que podamos soñar en contra de nuestros
sueños anteriores, aunque los hayamos olvidado. Este mismo asevera que
los sueños dependen de una biografía onírica ignorada para nosotros que
se mantiene oculta, y dislocada de lo queremos creer.
Mi experiencia en el tema me permite contestar de algún modo estas cuestiones.
Si bien es cierto que existe una memoria onírica,
y por tanto una lógica interna, aunque no recordemos los sueños, no
existe, en una persona mentalmente sana (aquí alguno sonreirá), una
disociación entre el mundo onírico y el real, ya que el primero está
totalmente supeditado al segundo. Un
sujeto siempre sueña en función de lo que él piensa, de la realidad que
vive y de cómo la interpreta. Por eso me gusta repetir frecuentemente
que el mejor intérprete de un sueño es el propio soñador.
Esta forma de pensar no
es inmutable, por lo que los sueños viajan con el soñador como una
maleta es llevada por un viajero. Lo que lleve en la maleta será en
función de lo que piense el viajero, del origen y del destino del mismo,
y del medio de transporte que utilice.
Todo viajero cuando planifica su
viaje, establece una serie de paradas, observa como va el viaje y como
está evolucionando hacia su destino, y por tanto proyecta el final de su
viaje. Así pues, los sueños en ciertas circunstancias, pueden
proyectarnos al futuro, un futuro tan incierto como el real, pero con la
aquilatada elaboración basada en la propia experiencia, y, esto es lo
interesante, sin las interferencias de intereses y prejuicios
secundarios.
Yo apenas he tenido sueños de
futuro, y los pocos que he tenido son a tan largo plazo que no los he
visto cumplirse todavía. Nunca he interpretado a nadie un sueño con
estas características, tal vez porque solemos vivir en una ajetreada
vida a corto plazo. Sin embargo, hoy mismo he tenido el sueño más
maravilloso de toda mi vida, y era sobre mi futuro. Tal vez gracias a
este sueño, hoy he tenido fuerzas para terminar este artículo, y es que
sueños y realidad van de la mano.
Esta metáfora del viajero, me
recuerda como desde la antigüedad se ha utilizado en la literatura
metáforas, parábolas, y analogías para describir unos hechos, y es que
los sueños siempre han sido y serán fuente de inspiración para los
hombres de todos los tiempos. Es la típica forma de expresión de los
profetas del Antiguo Testamento, en la que el profeta se ponía un yugo
sobre sí, para expresar al rey como iba a ser tratado su pueblo al ser
invadido por otro.
Este lenguaje simbólico ha sido substituido por el lenguaje verbal,
salvo en los niños pequeños cuando fantasean en sus juegos, pero estoy
seguro que es el de los sueños nuestro lenguaje más primitivo, y que ha
sido llevado por el hombre, en la maleta genética de su dilatada
historia como especie. Los sueños, sucesión de imágenes y su
abstracción, son un resto del pasado evolutivo que todavía conservamos y
que tiene un gran valor para el hombre. Para los animales es el
último logro de su evolución, para nosotros el inicio del maravilloso
camino de la comunicación humana y del lenguaje universal.
Los sueños: ejemplos de sueños (II parte)
Sorprendentemente, los sueños no sólo
están en nuestras vidas durante las noches de vigilia, o en esas mañanas
de duerme vela, o cuando despertamos súbitamente por una pesadilla
(sueño angustioso). Literatos, y artistas han empleado los sueños como
recurso estilístico. Dalí es uno entre tantos.
Hace unos meses fui a ver la película de “Lincoln”, justo
cuando empezaba este artículo, y curiosamente la película comenzaba con
un sueño. El protagonista se ve en un barco avanzando por un mar y al
final del sueño aparece una calavera. Desconozco si es una recreación
del guionista o un hecho histórico el que la mujer de Lincont intentaba
adivinar el significado de los sueños de su marido, pero lo cierto es
que el sueño tenía su significado: Lincon sufría ante la soledad de
guiar a su país en un mar de sentimientos diversos, cuyo resultado no
podía ser otro que la muerte y la destrucción. No era una premonición de
futuro, sino una reflexión de su presente. Este sueño te identificaba
en pocos minutos con la angustiosa situación del personaje.
Es interesante notar que
muchas películas que veis – y las novelas que son el punto de partida de
sus guionistas- no son sino sueños. ¿Por qué lo sé? Porque utilizan el
lenguaje de los sueños. Os sugiero una película apropiada para vuestra
edad: “Los 6 signos” estrenada en el año 2007.
Pero los sueños, aunque no seamos conscientes de ello, tienen otros secretos.
Así pues, he observado que el lenguaje
humano -sólo puedo hablar por lo que sucede con el español, pero
sospecho que igual sucede con los restantes idiomas- tiene un curioso
comportamiento. Existe una cierta correspondencia entre el lugar que
ocupa cada palabra en el conjunto de los significados y sus
correspondientes significantes, y el lugar que ocupa en los sueños, es
decir, una palabra no es aceptada como tal por los hablantes, sino puede
ser incorporada correctamente en el mundo de los sueños, y viceversa.
Desde antiguo la interpretación de los sueños ha sido un enigma para todas las civilizaciones.
En nuestra cultura ejemplos de sueños famosos son frecuentes en la Biblia, como los Nabucodonosor y Daniel (Dan 2 y 4), los del faraón y José (Gén 41), o los de S. José y el Ángel (Mat 1, 20-24), o ya en la cultura griega los que se iban a consultar al oráculo de Delfos.
Pero además de estos relatos de sueños en
la Biblia, me atrevo a sugeriros otros relatos que intuyo son sueños
inspirados, más que simples relatos inspirados, como el relato de Adán y
Eva en el Génesis, o las visiones Apocalípticas de S. Juan.
Muchos han sido los sueños que
me han descrito amigos y conocidos. He tomado este ejemplo para que
podáis comprender un poco mejor la interpretación de los sueños. El
soñador cuenta un sueño tipo advertencia. Es muy apropiado para
reflexionar sobre esta época, caracterizada por el poco futuro para los
jóvenes, ya que se presenta un horizonte nada halagüeño, pero ofrece con
su descripción, una invitación a modificar la propia conducta.
Escena 1:
Estoy en mi balcón y miro hacia una
placeta que hay frente a mi casa, y más allá está la vivienda de un
vecino; la casa es de color blanco; es de día y hay un huerto con
naranjas y otra casa de color gris.
De la casa anterior se ve un
camino de piedras blancas que sale hasta una carretera que está a la
derecha, y por él sale el hijo del dueño, montando a caballo marrón. El
jinete lleva una camisa blanca, y se mueve de lado.
Escena 2:
Todo desaparece y se convierte en agua blanquecina, viéndose al fondo un muro de hielo no demasiado alto.
Caigo al agua y me encuentro
con muchas personas, aproximadamente diez. Alguien grita que salga del
agua; giro la cabeza hacia allí y veo caer una torre, que al caer sobre
el agua, salpica y seguidamente se hunde; la torre estaba situada en mi
casa, hacia la derecha y es de color gris.
Escena 3:
Salgo nadando y llego al muro de
hielo; salto el muro y caigo en una carretera; se hace de noche; miro a
la izquierda y alguien se electrocuta todavía en el agua.; se trata de
un amigo de mi padre, de cierta edad.
En la carretera se ven farolas
encendidas grises y el fondo de la carretera no se ve; la carretera
cruza de izquierda a derecha, no viéndose el horizonte, pero se ve al
fondo mucha oscuridad.
Interpretación:
En la primera escena
se reflexiona sobre otra persona que conoce el soñador; es un joven de
más edad que él por lo que es muy probable que se esté estableciendo una
analogía entre esa persona y él mismo en un futuro no muy lejano.
El soñador está a gusto con
su vida, tiene un futuro prometedor y lo sabe, por sus propias
cualidades, pero existen aspectos preocupantes. El color blanco reafirma
su buen corazón, sus buenas intenciones.
Los árboles son otros amigos y conocidos en su misma situación preocupante.
El chico montado a caballo es
él mismo en el futuro, independiente, capaz de dominar su destino,
lleno de vigor y seguridad, aunque su trayectoria no es la adecuada, a
pesar de no tener obstáculos en su camino. Tal vez el problema esté en
su propia fortaleza.
En la segunda escena
aparece algo inesperado, son los propios afectos, que le atan a su
plácida vida, y que terminan por hacérsele un obstáculo, bien por
consecuencias lejanas, o por afectos no tenidos en cuenta. Reflexiona
que no es el único que está en esas circunstancias, pero una sorpresa
peor viene inesperadamente. Se trata de las ideas del pasado que ha ido
construyendo, y que por no estar bien fundadas se han desmoronado sobre
su maravilloso mundo al que tanto ama.
En la tercera escena
se muestra el esfuerzo que deberá hacer para evitar las consecuencias
de su errada y complaciente inactividad, debiendo superar ese inevitable
obstáculo que ha ido él mismo creándose. Una vez superado se vuelve a
plantear si tal vez demorándose demasiado en tomar las decisiones
correctas no se verá superado por las circunstancias, haciéndose su
futuro oscuro y sin solución. Sin embargo al final espera que por lo
menos tenga la opciones para salir adelante y encontrar por el camino
soluciones parciales que le vayan permitiendo salir del apuro
El intérprete aconseja al
soñador que intente caer en la autosatisfacción y que no siga
demorándose en su esfuerzo personal. El futuro puede ser incierto, pero
una excesiva complacencia en sí mismo o esperar que vayan apareciendo
pequeñas ayudas en nuestra vida, no llevan a ningún buen resultado; sólo
nos mantenemos a expensas de lo que nos depare la suerte.
Interpretando sueños………sshhhhh (primera parte)
PRIMERA PARTE: ¿QUÉ SON LOS SUEÑOS?
Recuerdo que pocos días antes de
incorporarme al IES Príncipe de Asturias, acudí a su página Web para
hacerme una idea de cómo era mi nuevo centro, y dos cosas me llamaron la
atención positivamente: su biblioteca, y un artículo de una alumna de
bachillerato sobre los sueños. Lo cierto es que no estaba de acuerdo con
esta antigua alumna, autora de dicho artículo, aunque sí había hecho
algunas reflexiones interesantes.
Han pasado ya casi cuatro
años desde aquellos días, y para mi desdicha, Alberto, profesor de CCNN,
se ha propuesto sacar algo de agua de este profundo y descuidado pozo,
tomando como herramientas su persistencia y simpatía, artilugios que
vencen mi intensa resistencia al esfuerzo, y lo que fue una buena
intención, toma forma con este pequeño artículo que espero os sea de
utilidad y despierte vuestro interés, tal como alguno de vuestros
compañeros me lo ha manifestado.
¿Y qué son los sueños?. Habréis
tenido ya muchos sueños, a pesar de vuestra tierna edad, y es que los
sueños nos son tan familiares como desconocidos. ¿Cuántas veces habréis
repetido: “tuve un sueño de lo más raro hace unos días…” y por mucho que
penséis en él no sabéis qué significa?.
Pero lo más curioso es que muchos
adultos, incluso expertos científicos, tampoco los entienden, lo que
debemos deducir que su comprensión no es sencilla. La intención de este
artículo no es que os hagáis unos expertos en el tema, sino más bien
aproximaros al mundo de los sueños y así enriquezcáis vuestra
personalidad, sin caer en supersticiones, oscurantismos y divagaciones,
que sirven para aprovecharse a unos pocos de los ingenuos, ya que la
literatura sobre los sueños es extensa y disparatada.
Si consultáis en Diccionario de la Real Academia,
observaréis que sueño, del latín somnus, es el “acto de dormir”, así
que cuando soñamos, dormimos. Así mismo indica el D.R.A. que sueño es el
“acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme,
sucesos o imágenes” y también: “estos mismos sucesos o imágenes que se representan.”
Además el D.R.A. añade que es “cosa que carece de realidad o
fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad
de realizarse”, por la separación entre sueño y realidad, ya que los
sueños no tienen generalmente consecuencias sobre ésta.
Existen otras acepciones y expresiones que están relacionadas con el sueño como el sueño eterno
o muerte, que no es otra cosa que la “cesación de la vida”, aunque
particularmente la que más me gusta, algo que no es un secreto para
muchos de vosotros, es echar un sueño o “dormir breve rato”.
Dormimos y descansamos pero si no
dormimos no descansamos bien, ya que cuando dormimos el cerebro hace un
trabajo distinto que cuando estamos despiertos; además es necesario para
organizar la memoria, pero todavía desconocemos muchas cosas que
suceden en el cerebro mientras dormimos.
¿Dormir?… ¡qué perdida de tiempo! era
uno de mis razonamientos cuando tenía vuestra edad, majadería que
después de muchos años te hace comprender lo fácil que es cometer un
error con consecuencias graves para la salud. Saliéndome un poco de
tema os doy un consejo poco comprometido para todos, especialmente si
queréis ser buenos estudiantes: Obrad como debáis y podáis, y dormid lo que preciséis.
A su vez, por aquellos años pensaba que
fantasear (muy propio de los niños) era divertido, además de salir
gratis; vamos, como el cine, pero mejor. ¡Qué disparate otra vez! -creo
que debería enseñar qué no se debe aprender en vez de enseñar lo que se
debe- pero ¿qué es fantasear? En el D.R.A. diccionario
encontrareis que es la “facultad que tiene el ánimo de reproducir por
medio de imágenes las cosas pasadas o lejanas, de representar las
ideales en forma sensible o de idealizar las reales”, o sea imaginar,
hacer imágenes.
Esto
es importante tenerlo presente, ya que para interpretar los sueños hay
que fantasear, e intentar ver lo que el soñador ha visto, pero
antes que nada quiero advertiros que fantasear si tiene un precio:
tiempo y gasto mental, es decir energía personal, por lo que interpretar
y saber qué significa un sueño puede ser interesante, pero que no os
pase como al aprendiz de brujo (ved la película Fantasía de Walt
Disney). Todo requiere tiempo, su momento y no obsesionarse por el tema.
Los sueños como pasatiempo esporádico, o un tema de conversación
agradable entre amigos, son interesantes, pero evitad que se conviertan
en una profesión ¿Vale?
Bueno… ¿¡pero qué son los sueños!?
Contestar a esta pregunta no es fácil y por eso me voy yendo por las
ramas, ya que habría que saber cómo se forman y por qué se sueña, pero
¿quién sabe como funciona la inmensidad de su propio cerebro? Este es
un reto que os dejo, pues tal vez algunos de vosotros en el futuro seáis
médicos, psicólogos, bioquímicos… y podréis resolver estas cuestiones u
otras, o aprenderlas de otros que las hayan resuelto.
Para aproximaros al mundo de los sueños
tendría que explicaros como comencé a reflexionar en los sueños, y como
llegué a la conclusión que el autor de los sueños o soñador, emplea
como elementos descriptivos un lenguaje universal.
Mi interés por los sueños comenzó
analizando este lenguaje universal. Entender este lenguajes es entender
la creación y a su creador, algo importante para un hombre creyente como
yo. Así pues, los sueños no son distintos al lenguaje que emplea Dios
en el despliegue de su creación. En nuestro caso, y a diferencia del
Creador, son efímeros y parciales como sus creadores, pero semejantes en
la utilización de los ladrillos que los conforman, como el Creador
utiliza su sencillo lenguaje.
Ya sé que no todos sois personas de fe,
pero los que no son creyentes podrán estar de acuerdo conmigo que el
hombre debió desarrollar evolutivamente un lenguaje no verbal basado en
su realidad cotidiana, en imágenes, de manera previa e independiente al
lenguaje verbal, y este lenguaje persistió entre otras formas de
comunicación en los sueños, a pesar del desarrollo del lenguaje oral,
empleando diversos sonidos, y del lenguaje escrito, mediante ideogramas,
jeroglíficos, alfabetos…mucho más sofisticados. Puesto que el hombre es
la obra cumbre del mundo material, que sepamos, su lenguaje debe ser lo
más próximo al lenguaje del cosmos.
El
lenguaje de los sueños es un lenguaje abreviado y sintético, en el que
la polisemia y el ahorro de recursos son esenciales, ya que la
elaboración del mensaje precisa del máximo ahorro de recursos mentales,
careciendo de lo superfluo e innecesario. No sólo es icónico, sino
también simbólico y verbal, coexistiendo en todas sus formas y sin
límites de expresión.
Cada sueño es un relato de producción
personal y creativa con un único espectador, el soñador, en la que se
plasma de manera singular la forma de entender, de razonar y de sentir.
En los sueños la voluntad queda suspendida a la mínima expresión, los
sentidos exteriores casi suprimidos. Al reducirse la voluntad, la
sucesión en la producción de imágenes es arrastrada por los sentimientos
personales, esos pequeños duendes o demonios que nos envuelven, ayudan,
dominan y traicionan.
Los sueños describen y nos describen,
cuentan una historia coherente frente a la incoherencia del caos, pero
desde el caos de una mente sin una voluntad controladora. Son expresión
del libre acto, del personal artificio, pero con compartidos modos de
entender el universo, con una simbología sacada de la realidad.
El hombre ha aprendido a distinguir entre
realidad y fantasía, y los sueños son fantasía, pero una fantasía con
características singulares, pues se trata de una introspección
semivoluntaria y semiconsciente, es decir la voluntad actúa de manera
limitada, en la que no hay supresión de aspectos negativos para el
sujeto soñador, aunque si se producen ciertas alteraciones. ¿En qué
grado? ¡Depende del sueño!
¿Una definición? Os daré una definición, aunque la respuesta no es completa. Los
sueños son una sucesión de imágenes sensitivas (visuales, sonido, etc) y
subjetivas, que simulan la realidad. En los sueños hay un relato
coherente, en que cada imagen equivale, al menos, a una palabra, una
idea, o un significado que enlaza con los circundantes.
No hay vacío; es un todo en la nada.
Tiene un principio y un fin. El principio, como sucede en la realidad,
es lejano, difuso y oscuro; el fin es vivo e inmediato, y sino…
desaparece y se extingue, hasta una nueva oportunidad, para un nuevo
sueño…
CONTINUARÁ…………Jesús Iborra (profesor del Departamento de Tecnología)
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