No te creas todo lo que te cuentan

No te creas todo lo que te cuentan

sábado, 21 de septiembre de 2013

Parte cuarta: Análisis de los sueños y ciencia

Publicado: 10/06/2013 en Noticias del centro
 
Estos días he estado leyendo un libro titulado “100 enigmas que la ciencia (todavía) no ha resuelto”, escrito por Daniel Closa i Autet. En su libro señala varios enigmas que me apasionan: el 86/100 “el lenguaje”, el 59/100 “dormir” y el 60/100 “sueños”. Bueno, me dejo otros como el 25/100 “Predecir terremotos” y el 97/100 “La hipótesis de Riemann”, de la que no tengo ni idea, pero que sé que va de los números primos, otra de mis tontas y últimas aficiones.
enigmas
Pues bien, en “Sueños” señala – para no divagar en otros temas – que es un estado absolutamente intrigante el hecho de vivir una vida que no es real, pero que, cuando nos encontramos en ella, no podemos distinguirla de la realidad. Sin embargo opina que como quien trata de encontrar formas en las nubes, las puede identificar, pero no tienen ningún sentido real. Por otro lado añade que también los animales sueñan, aunque no sabemos qué, y que los sueños tienen que servir para comprender mejor el funcionamiento del cerebro.
En el “Lenguaje” (86/100) señala a su vez que para la evolución de éste era necesario que aparecieran las estructuras mentales necesarias para generarlo e interpretarlo. Para mí, como decía en la parte anterior, este ha sido el papel de los sueños.
Otro autor que trata el tema de los sueños es Richard Restak en su libro “Grandes cuestiones. Mente”, en el que el autor además de hablar de otras diecinueve cuestiones relacionadas con el cerebro humano desarrolla una titulada “¿Tienen significado los sueños?”
Mente
No es que suela leer temas relacionados con los sueños- ya he comentado que no he podido leer a Freud todavía- pero a mí me gusta dejar a la Providencia que actúe en los tema que me preocupan, y mientras voy madurando el artículo, para desesperación de mi compañero Alberto, ella me va poniendo en mis manos la información que preciso. Así pues, dicho autor señala que los sueños pudieran ser útiles, pero de formas que normalmente no conseguimos entender ni explicar. Comparto con él que es cierto que hace falta un esfuerzo, pero ningún sueño que me han relatado ha dejado de tener explicación. Algunos tienen una explicación rápida, de unos segundos. Generalmente los sueños traumáticos o los sueños de deseo son de este tipo, y simplemente soñamos un hecho tan real como comernos una deliciosa pizza, o sufrimos por algo que nos ha  hecho sufrir en la realidad previamente. La interpretación es instantánea.
Otros sueños son más complejos; son sueños simbólicos en los que cada objeto es un término de la historia, reforzado por un color o por una serie semántica. El sueño se hace más retorcido, cambiando de planos temporales y entretejiendo escenarios y personajes, pero siempre el protagonista es el mismo: el soñador. La interpretación se hace compleja, sobre todo cuando aparecen los nombres de personas que desconoces,  pero que sin nombrarlas, el soñador las relata de manera simbólica al intérprete, con lo que se hacen precisos varios interrogatorios para completar el cuadro de la historia real, el entorno real del soñador, al que con frecuencia el intérprete desconoce.
dreamer
Richard Restak también plantea la frustración de numerosos hombres que recuerdan una vaga pero indeleble huella de los sueños, de sus giros y absurdos momentos atemporales, de personas ya fallecidas y sitios olvidados, sin darse cuenta que lo importante de cada historia no son los personajes, ni los giros, ni los detalles, sino el todo del relato. Él sostiene que son retazos dispersos que dispuestos de forma aleatoria, después el interpretador les “impone un significado”. Es como decir que un niño pequeño cuando le damos una cuchara y un cuenco con papilla no come, a pesar de ponerse la papilla en la boca, por no saber qué está comiendo, y estar llenando la mesa  de papilla mientras juega con la misma. Tal vez el ejemplo no sea bueno esta vez, pero a lo que quiero llegar es que el que no es interpretador le cuesta comprender que a pesar  de la dificulta, la interpretación es posible, y por otra parte no ha experimentado la cara  de felicidad que pone aquel que agobiado por su sueño, al interpretarlo dice  emocionado: “sí así es como yo realmente pienso ¿Cómo lo has sabido?” Richar Restak asegura también que la aceptación de sueños perturbadores o angustiantes es un requisito para liberarnos de ellos y que combatirlos solo sirve para consolidarlos en la psique. Esta afirmación es cierta, aunque algo coja; no se trata de aceptarlos sino de amarlos. Es el amor a uno mismo el que disuelve el sueño angustioso, pues es el desamor el que lo fija en nuestra mente, como el sonido de un duro martillo cuando golpea sobre una chapa. Y los sueños son parte de nuestro ser, de nuestra visión de nosotros mismos, de los recuerdos que nos conforman con seres únicos e irrepetibles.
Richar Restak así mismo añade aspectos interesantes de los sueños: la posibilidad de controlarlos, la influencia del medio circundante… ¡vamos, qué os recomiendo que leáis su libro!
Comentando a Freud señala que el sueño es la realización de un deseo, lo cual es una simplificación obvia, y considera que la interpretación freudiana de los sueños, o cualquier otra, termina en la imposibilidad de su verificación objetiva de su eficacia, por lo que no puede considerarse como ciencia.
Quiero entender que se refiere a la utilización de los sueños como instrumento terapéutico, y si es desde este punto de vista, estoy de acuerdo. Los sueños no son para curar, sino para conocerse así mismo. Si uno conociéndose y reconociéndose mejora en una enfermedad psíquica, estupendo, pero no creo que esa sea la función de los sueños.
Los sueños pueden ser un refuerzo para una persona desorientada, cuando son tantas las caretas que se ha puesto que apenas ya se reconoce como quien realmente es, pero ya está; no más. El sueño no resuelve una esquizofrenia, ni una fobia… ni nada de nada, aunque una correcta interpretación te refuerza como individuo. Una mala interpretación te deja como estás, ni peor ni mejor. Y si tenías un lío mental, pues sigues como estabas. Así de claro. Aunque es también cierto que el interpretador se convierte por unos momentos para una persona que, agobiada por algún problema, en ese anhelado oasis, conseguido gracias a plantear indirectamente el problema que lo atenaza a través del sueño. Esa es pues la función del intérprete: aguador para el sediento caminante que atraviesa el inhóspito desierto que es la vida.
Es frecuente que los que sueñan, sueñan cosas imposibles, como sucede a los discapacitados, pero ¿es que los deseos tienen límites? Pero no todos son agobios. El propio Richar Restak anota que él ha soñado volar, y que volar es un sueño muy común.
Volando
Muchos amigos me han relatado sueños volando. Es un sueño simbólico muy simple: las cosas nos van tan bien… que nos sentimos livianos. Recuerdo el sueño de una amiga que también volaba. Este sueño era oscuro. Su vuelo era rasante, descendiendo por las calles de su pueblo, buscando a su padre fallecido. Recuerdo que después de relatarme el sueño le indiqué que realmente lo que en el sueño estaba reflexionando era que su padre había muerto; que asumiera el hecho de su muerte y que simplemente la muerte era no hablar él con ella.
Al día siguiente vino con la cara resplandeciente para contarme que el sueño que tantas veces le había atormentado se había transformado: ella volaba por el pueblo otra vez, pero en esta ocasión ascendía y el día se hacía luminoso. Richar Restark describe un sueño de un hombre que se hace mujer y casado, se acostaba con su hermana. Señala que Freud sacaría mucho jugo del asunto por razones aparentemente obvias. Mi interpretación es diferente. Es por ello que no me gusta aclarar completamente la interpretación de los sueños, porque todo conocimiento tiene un doble filo. Interpretar un sueño puede ser peligroso en manos de un inexperto, y Freud, a mi juicio y por lo poco que sé de él, lo era.
Los sueños cumplen una ley fundamental: Ningún sueño va contra el soñador. Este principio es básico para interpretar. No se trata de un deseo, sino una realidad constatada por la experiencia y está basado en un razonamiento lógico: Nadie se hace daño si lo puede evitar. Además los sueños siempre refuerzan el mensaje mediante pequeños detalles, que al interpretador cuidadoso no le pasan inadvertidos.
En este último sueño al que se refiere Richar Restark, el soñador está haciendo una comparación de la relación existente entre él y su mujer, y entre él y su hermana, probablemente en cuanto a la personalidad de los cuatro. El sueño está tan sesgado que no puedo interpretar más, además de ser el soñador de lengua inglesa.
Los sueños de tipo sexual son claramente explícitos. ¡El sexo gusta tanto a todos! ¿Para qué vamos a irnos con rodeos cuando no hay testigos? Otra cosa es lo que significan, y muchas veces lo obvio no lo es tanto. Muchos sueños sexuales son reafirmación de la propia sexualidad o aclaración de temores infundados. En esto Freud desbarraba hasta el fondo.
El papel de los sueños en la actividad creativa también es tratada por Richard Restark, y la comparto hasta cierto punto, ya que como he sostenido, los sueños son relatos semivoluntarios, por lo que el deseo de encontrar una solución resuelta en un sueño puede ser el pequeño matiz que nos falta para modificar la realidad positivamente. Pero el ejemplo tomado por este escritor es equivocado. Relata un experimento realizado por un investigador médico con una serie de alumnos a los que sugiere una serie de letras, añadiendo después, que todos tuvieron como tema común el agua.
Los sueños con agua son tan frecuentes como los sueños volando. Para mí son los más interesantes. El agua es el elemento vital de todo ser vivo y todos la deseamos. Pero los sueños nos la muestran de muy diversas formas: en el mar, en un río, en una acequia, lloviendo, cristalina, con peces, turbia, a modo de olas, buceando, flotando, navegando… Cada forma significa una cosa, pero todas tienen un único significado común: los sentimientos. El agua describe nuestros afectos y emociones más íntimas y son mis sueños preferidos para interpretar.
agua
Richard Restark se pregunta a su vez ¿porqué olvidamos los sueños si son tan importantes?. Todos estaremos de acuerdo con él que el esfuerzo para recordarlos es importante ya que lo hemos experimentado, pero ¿Por qué?
Me atreveré a dar una respuesta: los sueños son un repaso de nuestros objetivos y estos pueden ser aceptables o peligrosos cuando entramos en contradicción. Son reflexiones como último recurso de nuestro cerebro para decirnos ¡alto, te has equivocado y te estás haciendo daño! o… ¡sigue así que todo va bien!.
Generalmente nos preocupamos de recordar lo malo, y olvidamos la rutinaria buena marcha del día a día. Sin embargo cuando todo va bien en nuestra vida real nos levantamos y decimos ¡he dormido genial y he tenido un sueño maravilloso!, aunque nunca lo recordemos. Y es que el recordar lo malo y su reiteración nos permite rectificar el camino. Cuando se va en la buena dirección no hace falta mirar atrás. También se pregunta el porqué soñar con personas que no hemos visto en treinta años. Y yo me pregunto: ¿Por qué pienso en lo que hice hace treinta años? La respuesta es simple: por recordar. Soy yo y mis circunstancias… y mi historia personal.
La conclusión a la que llega Richar Restark, presidente de la Asociación Neuropsiquiatría de EEUU y profesor de clínica neurológica en el Hospital Universitario George Washington es practicar una “especie de agnosticismo”, por el simple hecho ¡de lo inverosímil que son los sueños! y añade a su vez que “si los sueños carecen de sentido ¿porqué todas las civilizaciones que han existido han desarrollado teorías o sistemas (o timos) que sugieren lo contrario?” Remata la faena con “deberíamos de reconocer que los sueños no son explicables como una ecuación … y acaso hemos de fiarnos de la fuente y el autor de cada uno de ellos: nuestro propio cerebro” ¿Está claro? Pues no. Nos deja como estábamos. Mi postura es otra, claro que soy un insensato profesor de Tecnología en IES Príncipe de Asturias de Lorca, y presidente de la república bananera de mi casa, según IKEA: Todos deberíamos analizar de vez en cuando nuestros sueños, especialmente cuando nos van bien las cosas, para que cuando se tuerzan, podamos comprender mejor nuestros  errores, nuestras intranquilidades, nuestros miedos.
Muchas veces el miedo al miedo es  el peor de los monstruos. No se trata de hacernos unos especialistas, pero sí conocernos un poco mejor y querernos mucho más, para poder querer más a los que nos rodean. Todos somos maravillosos, irrepetibles e inesperadamente insondables ¿no os parece? A veces los sueños parecen tan reales como la realidad misma y en otras la realidad se hace sueño, como mi estancia en Lorca.
El terremoto de Lorca del 2011 me parece ahora como un lejano sueño en el que  se sacude nuestra aparente seguridad; el agua turbia corriendo por las calles en las inundaciones del 2012, simbolizan los sentimientos tortuosos que a todos nos  amenazan; pero al final de mi sueño, cuando me echo en mi cama y pienso que los  sueños, sueños son, y que la vida es sueño, recuerdo vagamente, mientras cierro los ojos, el encuentro de innumerables rostros amables que me saludan en el Instituto todas las mañanas, y yo me digo: ¡He dormido genial y he tenido un sueño maravilloso!

No puedo dejar de agradecer a Alberto, profesor de CCNN y redactor del periódico del Centro, por haberme animado a escribir este artículo sobre los sueños, así como por una maquetación tan acertada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario